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Zagora

Los Saaditas iniciaron su expedición de la conquista de Tombuctú en Zagora en 1591, y las caravanas del desierto que pasaban por ahí le dieron a este aislado lugar un carácter cosmopolita.

Zagora sigue siendo el comercio, especialmente en su zoco de los miércoles y domingos donde se vende fruta, verduras, hierbas, ferretería, artesanía, ovejas, cabras y burros. Conforme te adentras en la ciudad, el palmeral crea un telón verde en contraste con los edificios administrativos de la época de ocupación como puesto fronterizo colonial francés.

Hoy es el punto base para el turismo del Sahara, donde se encuentra todo lo necesario para salir rumbo al gran sur o las dunas de M’Hamid.

  • Museo de arte y tradiciones del valle del Drâa, Ocho kilómetros al norte de la ciudad y bajo unas vistas espectaculares se encuentra este fascinante museo de la cultura del desierto. Las exposiciones están etiquetadas con explicaciones que indican el origen y uso, my útil para reconocer instrumentos de tatuajes o vestidos nupciales de cinco tribus locales. La sala de nacimientos es aún más fascinante.
  • Zawiya Nassiriyya, esta es unabibliotca dentro de la madraza adjacente para escolares coránicos. De entre los 4000 libros encontramos antiquísimos textos de medicina, matemáticas, álgebra y antiguas leyes. Además de un espléndido ejemplar de escritos coránicos sobre piel de gacela.
  • Jebel Zagora, espectaculares montañas se elevan sobre el río Drâa, vale la pena ver las vistas desde aquí arriba si se tiene suficiente energía, agua, protector solar y se sale temprano. El recorrido de ida y vuelta dura unas 3 horas a pie o 45 minuetos en coche. A mitad de camino se encuentran las ruinas de una fortaleza almorávide del siglo XI, pero a la instalación militar de la cima está prohibida el paso.